Texto sobre «THAT´S ENTERTAINMENT»

Mi obra nace de un compromiso con la abstracción porque es desde esta perspectiva de donde mejor expreso sin ataduras mi mundo interior, mis demonios y mis ilusiones. Pero el proceso me lleva siempre a la figura. Esta suele surgir del recuerdo y de las impresiones del paisaje. Sobre el lienzo acumulo las diversas perspectivas que detecto en la naturaleza, descompongo, altero y refuerzo los colores y cambiando las formas originales para integrarlas en un nuevo modo en la tela. Mediante estos juegos geométricos consigo unir los diferentes elementos que percibo en el entorno natural. Otras veces la figura a la que llego guarda relación con lo humano, sin ser nunca un intento de retrato, son formas orgánicas, que muchas veces guardan relación con mi profesión médica.

Con la Serie THAT´S ENTERTAINMENT busco introducir lo arquitectónico como el contrapunto al mundo natural, para así conseguir un choque entre ambos mundos: el de la civilización frente a lo originario. Mediante estos juegos geométricos consigo unir los elementos percibidos en la naturaleza que componen las partes del cuadro y organizarlas de forma estructural y lógica. Se trata de un cuento maléfico, con piezas de color plano que encajan como un puzle. Hay castillos, princesas, cuevas donde se esconde unas sombras o un monstruo escasamente perceptible. Es un juego abigarrado de ensoñaciones. Las páginas de este relato mágico se superponen porque son capas de pintura que esconden ideas desechadas pero que cargan de emoción al cuadro, dándole potencia dramática.

Como se sabe por la historia, una «belleza ideal» es una entidad que es admirada o posee características ampliamente atribuidas a la belleza en una cultura particular. Desarrollar la obra es extraer algo recóndito y escondido como pegado al cuerpo en forma de costra que hay que ofrecer para el disfrute de los demás. Arrancar esa pústula es gozoso y placentero; no provoca dolor – no es una cirugía correctora – porque no se extirpa nada del alma. Es algo que fluye desde el cuerpo hacia el lienzo en forma de experiencia y materia hermosa.

En esta nueva serie estoy investigando la belleza como un fenómeno entre la estética y la sociología presentes en nuestra cultura. Organizo mi trabajo en función de clústeres (racimos) cromáticos en sí mismos autónomos, pero en contraste con el resto. Así consigo un efecto a la vez luminoso, chocante y sensorialmente estimulante. Dichas masas no tienen un significado propio, recuerdan o me inspiro en elementos vegetales, corporales, de la histología y anatomía humanas o remiten a conceptos de la patología. De la interrelación de todos los elementos brota el sentido de la obra y, dado su origen multívoco, sus significados múltiples.

La Serie THAT´S ENTERTAINMENT resulta del encuentro/confrontación de las líneas y las masas de color que se van acumulando sobre el lienzo. Es un ejercicio de recreación imaginaria de elementos paisajísticos tratados como un conjunto de líneas que al entrecruzarse encuentran la simetría de un sistema de masas cromáticas.  Se trata de un grupo de cuadros que recrean y reformulan la pintura de paisaje japonesa, a base de pinceladas rápidas y sutiles, precisas e interminables que marcan el proceso sensorial por el que la tela se expande saliendo en apariencia del cuadro como si las masas de color se volvieran tridimensionales. Sobre el lienzo voy acumulando las diversas perspectivas que detecto en la naturaleza, descomponiéndola en colores y alterando las formas originales para reintegrarlas de un nuevo modo sobre la tela. Otras veces la figura a la que llegó guarda relación con lo humano, sin ser nunca un intento de acceder al retrato formal. Son formas orgánicas establecidas dentro del cuadro como si se tratara de los planos de una película. Las pinturas, en gran formato sobre tela, vibran sobre el vacío mientras imponiendo su trazo gestual y su fuerza expresiva desde una inteligente puesta en escena. Yo entiendo la pintura como un elogio al vacío, un diálogo con arquitecturas imaginarias, recursos para la reflexión y levedades orgánicas con el objetivo de producir composiciones subyugantes.

Estoy sometido a la tiranía del color. Son las manchas que van surgiendo de forma azarosa las que van marcando el devenir del cuadro. Entre ellas se establece un dialogo de colores en el que todos luchan por ser el dominante; por eso es raro que exista esa predominancia. Es todo caos y falta de armonía. El límite del cielo, con el horizonte invertido, limita el desarrollo del cuadro. El intento por obtener un aspecto de paisaje limita el cuadro. Esto es forzado; lo que antes pinté ya no vale para nada. Nada encaja, todo chirría. Solo la omnipresencia del amarillo con el tachonado azul parece ser el objetivo del cuadro. Tengo que intentar seguir manteniendo la presencia de veladuras, que dan entidad a las formas. Son dramaturgias sin actores ni argumento, solo representaciones teatrales. Son los elementos de un cuento sin intérpretes ni relato. Son un gran decorado, donde el fondo gana todo el protagonismo. Un fondo organizado a través de formas cromáticas conectadas de forma armónica, sin otra intención que el mero placer de pintar.

El proceso de mi obra es el placer de pintar y resulta tan importante como el resultado final. El desarrollo de la pincelada es capital. Está siempre presente y es perfectamente visible, en el efecto de la producción acabada. El movimiento del pincel, el fluir de la pintura con sus densidades diversas, la línea perfilada con pincel o rotulada, son asuntos con el ritmo musical que luego guiará la mirada del espectador ante el lienzo. Trabajo sin un plan predefinido, todo va surgiendo de forma espontánea. Dejo a la elección del espectador qué es lo que pinto. ¿Son sólo líneas que se entrecruzan formando espacios con hambre de color? Tal vez serán flores, hojas, ramas, árboles o corazones, glomérulos, orgánulos celulares, neuronas. ¿Se trata de flechas clavadas en la piel del artista?; lo cual remite a la anterior Serie “Martirio”.

La idea del jardín me permite reflexionar sobre el color y su relación con la geometría automática, ya que de la unión de ambas resultan formas que retrotraen a lo vegetal, ordenadas de manera que conducen al control del entorno. Porque eso es un jardín, una fantasía del mundo pensada por el artista. El jardín mismo es a la vez presentación y representación del mundo, una reducción de la naturaleza a escala humana. En las tradiciones más variadas y a lo largo de los siglos representa la idea de paraíso, es decir, una esfera trascendente e inaccesible, el lugar fuera de representación por excelencia. Por tanto, la presencia real del jardín se refiere visual y conceptualmente a un invisible mítico y lejano. Se trata de una idealización, un esquema mental humano, de nuestro entorno. Es una forma de controlar, poseer, dominar el mundo, una forma de colonización, puro capitalismo. Del mismo modo, las artes plásticas son también representaciones, constructos mentales de nuestro mundo interior. Así que pintar un jardín es hacer una representación de una representación, es decir una Tautología plástica.

Algo de verdad tendrá esta mi última producción, cuando hasta los insectos, abejas entre otros se posan atraídos por el color. Del solaz del artista resulta el espectáculo para el espectador en un juego de sinergias entre ambos.